El 14 de mayo es fiesta de San Matías, el que fue elegido para completar el lugar que dejó el traidor Judas Iscariote entre los apóstoles. El testimonio de amor a Cristo y la forma de su elección de San Matías están relatadas en el libro de los Hechos de los Apóstoles.
Después de la Ascensión del Señor, los apóstoles, junto con María y varios discípulos, se dedicaron a la oración y a esperar la venida del Espíritu Santo. Un día Pedro se levanta y empieza a hablarles de que, siguiendo los salmos, alguien tenía que ocupar el lugar de Judas.
“Se propusieron dos: José, llamado Barsabás, de sobrenombre el Justo, y Matías. Y oraron así: ‘Señor, tú que conoces los corazones de todos, muéstranos a cuál de los dos elegiste para desempeñar el ministerio del apostolado, dejado por Judas al irse al lugar que le correspondía’. Echaron suertes, y la elección cayó sobre Matías, que fue agregado a los once Apóstoles” (Hechos 1, 23-26).
No se sabe mucho de San Matías, salvo que se mantuvo fiel hasta el final de sus días.
Benedicto XVI, en el año 2006, dijo que “de aquí sacamos una última lección: aunque en la Iglesia no faltan cristianos indignos y traidores, a cada uno de nosotros nos corresponde contrarrestar el mal que ellos realizan con nuestro testimonio fiel a Jesucristo, nuestro Señor y Salvador».